foto aérea de una estación depuradora grande

¿Qué son las aguas residuales y cuáles son sus tipos?

Las aguas residuales son algo que forma parte de nuestro día a día, algo que generamos de manera voluntaria e involuntaria en las labores del hogar, en la higiene, cuando compramos un producto o servicio… Se estima que una sola persona puede generar hasta 132 litros de aguas residuales al día. Parece mucho, ¿verdad? De ahí la gran importancia que tiene el correcto tratamiento de aguas residuales llevado a cabo por las depuradoras, además del uso no abusivo de este preciado bien natural por parte de las personas. 

¿Qué son las aguas residuales?

La definición de aguas residuales a nivel técnico es “cualquier tipo de agua cuya calidad se ve afectada de manera negativa por la influencia antropogénica”. En otras palabras, es el agua que ha usado el ser humano para diferentes fines (domésticos o industriales) y que, por lo tanto deja de ser limpia. Estas aguas residuales requieren de un tratamiento específico para depurarlas antes de ser vertidas. Aunque los datos son algo desalentadores, ya que según la UNESCO, casi el 80% de este tipo de agua vuelven a su ecosistema sin haber sido debidamente tratadas, lo que conlleva graves daños para el medio ambiente. 

Cuáles son los componentes de las aguas residuales

Los principales componentes de estas aguas son físicos, químicos y biológicos. Veamos cada uno en detalle. 

Físicos: Los que le otorgan color, olor, densidad y temperatura. 

Químicos: Pueden ser orgánicos (como las grasas animales, aceites, pesticidas…), inorgánicos (como el nitrógeno, los metales pesados, el PH, el fósforo o el azufre entre otros) y gaseosos (como el metano o el oxígeno). 

Biológicos: Nos referimos a pequeños animales y plantas. 

tipos de aguas residuales

Tipos de aguas residuales

La procedencia o el origen de las aguas puede ser muy diverso. Así, según el mismo podemos hacer la siguiente clasificación de las aguas residuales.

Aguas residuales domésticas

Para comprender mejor qué son las aguas residuales domésticas, nos referiremos, básicamente, al agua que generamos desde el ámbito doméstico (viviendas), oficinas o al hacer uso de aseos o cocinas en restaurantes y bares. Su origen, sobre todo, se encuentra en núcleos urbanos. La composición de aguas residuales domésticas procede del organismo humano en los baños (aguas fecales), duchas, fregaderos e incluso el agua de las piscinas. 

Aguas residuales industriales

Como su nombre bien indica, son las aguas cuya procedencia es la actividad industrial, es decir, el sector secundario. Por ejemplo, podemos catalogar como aguas residuales industriales las que se crean en las fábricas (de textiles, de alimentos o de cualquier otro tipo de producto) o en las plantas de producción de energía. Son altamente contaminantes ya que están compuestas por un gran número de metales pesados (plomo, níquel, mercurio o cobre) y otros elementos químicos artificiales.

Aguas residuales urbanas

Es la mezcla de las aguas domésticas (de la viviendas y hogares) y las industriales. Comparten la red de alcantarillado y, al unirse, pueden llegar a ser muy contaminantes, ya que contienen productos químicos. 

Aguas residuales agrícolas

Son las aguas que provienen tanto de cultivos como de explotaciones ganaderas. Las procedentes de campos de cultivo pueden estar contaminadas si se han usado pesticidas para acabar con las plagas. En cuanto a la industria ganadera, se sabe que requiere de muchos litros de agua para dar de beber a sus animales pero, además, estos generan muchas aguas residuales que también son contaminantes si no se hace un correcto tratamiento de las mismas. 

Cómo es el tratamiento de aguas residuales

El correcto tratamiento de aguas residuales es de gran importancia para reducir nuestra huella ambiental y preservar el medio ambiente. Muchas de las aguas que van a parar a la naturaleza contienen químicos o residuos que pueden llegar a ser tóxicos, por lo que debemos hacer un vertido correcto de las mismas. Después de la depuración del agua, no solo eliminamos compuestos contaminantes, sino que le damos una segunda vida, ya que es apta para el riego. 

Dependiendo de la procedencia de las aguas residuales (domésticas, urbanas, industriales…) el tratamiento que recibirán será diferente. 

Depuración de aguas residuales

Nos referimos a la depuración de aguas residuales urbanas (sobre todo) cuando hablamos del tratamiento que reciben las aguas residuales para eliminar los posibles agentes contaminantes o bacterias. 

Según la ley de aguas, el proceso que sigue este agua para “limpiarse” consiste en diversos procedimientos que van eliminando, poco a poco, las bacterias, componentes químicos o biológicos. Así, se eliminan todo lo que puedan llevar las aguas negras y ser dañino para el medio ambiente (aceites, grasas, arenas…), también elimina la materia orgánica biodegradable disuelta en el agua. 

Veámoslo la gestión de residuos paso a paso:

1º Tratamiento primario de aguas residuales: Se eliminan los cuerpos sólidos de mayor volumen y el material arenoso (como los minerales). 

2º Tratamiento secundario de aguas residuales: Se desengrasa el agua y así se eliminan los restos de menor densidad como los aceites o grasas que suelen acumularse en la superficie. Esto se realiza mediante fangos activos que neutralizan estas partículas. 

3º Tratamiento terciario de aguas residuales: Se eliminan el resto de bacterias que puedan quedar adheridas al agua mediante la oxidación biológica. 

Una vez depurada el agua en la planta de tratamiento de aguas residuales, se le puede dar un uso, como el del riego de campos de cultivo (las famosas aguas grises) o para la ganadería, pero nunca un uso humano, ya que no llegará a ser potable ni aunque usemos un filtro de agua en nuestros hogares. 

En el Manual de Interpretación y Elaboración de Informes sobre el Tratamiento de las Aguas Residuales Urbanas correspondiente a la Directiva 91/271/CEE podrás encontrar información más detallada. 

Conclusiones

Como ves, existen muchos tipos diferentes de aguas residuales y es esencial llevar a cabo un óptimo tratamiento de las mismas, no solo por nuestra salud, sino por la de nuestro planeta. Hacer un uso responsable del agua y no verter agua contaminada a ríos o mares preservará la calidad de los ecosistemas marinos y terrestres.

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